Los jóvenes jugadores sorprenderán al saber que hace unos 20 años las apuestas requerían que se insertara una moneda físicamente en la máquina, todos los jackpots, sin tener en cuenta su tamaño, se pagaban mediante monedas que caían en una bandeja. Si querías continuar con el juego, tenías que recoger las monedas manualmente y volverlas a meter…
Entre mediados y finales de la década de los 80, aparecieron las primeras tragamonedas equipadas con pantallas, que monitoreaban las puntuaciones de los jugadores. Las máquinas tragamonedas con rodillos que giraban sobre sí mismos utilizaban LCD mientras que los juegos de video póquer tenían las cartas directamente en la pantalla.
Al pulsar el botón, el jugador podía utilizar sus puntos previamente ganados sin ningún esfuerzo para seguir con el juego. El botón para cobrar de la otra parte de la tragamonedas, convertía puntos en puntuaciones que se lanzaban a la bandeja después de juego. Al principio, la idea fue algo que no tuvo muy buena acogida, por lo tanto, los créditos se utilizaron como idea opcional, aquellos jugadores que se emocionaban tras escuchar el sonido de las monedas que caían, todavía podían recoger sus ganancias de la bandeja. Sin embargo, esta opción terminó por quedar en el olvido y empezó la siguiente novedad…